Érase una vez una abuela reina muy buena que se llamaba Marta. Vivía con sus hijos, Marto y Marzo, en un torre que daba a una vista de invierno. Siempre era invierno. Un día decidió organizar una fiesta muy grande porque se acercaba la primavera y el 1 de marzo era el cumple de sus nietos. Ella siempre les regalaba mártenitsas como símbolo de salud durante el año. Además iba a decir que desde este momento uno de sus nietos iba a ser el rey porque ella era ya muy vieja. Este nieto, Marzo, tenía esposa que estaba embarazada y el reino en el futuro iba a tener otro rey. A la fiesta vinieron invitados muy importantes, la fiesta fue muy buena y la comida era la mejor del Mundo. A las doce de la noche cuando sonó la sampana del reloj, toda la gente empezó a regresar a casa. Afuera Estaban disparando Fuego artificiales de muchos colores. Tres dÍas después, la nueva reina se enfermó y entonces ella y sus futuros gemelos estaban en peligro. Por toda la región empezaron a buscar medicina para salvarlos. Pasaron unos días y llegó un mensajero al palacio y les dijo que muy lejos de allí, en Cracovia, en un Castillo que se llama Wawel vivía un hermitaño que se dedicaba a curar a las personas con la ayuda de un dragón. El rey reunió a sus guerreros y salió camino a Cracovia. En el castillo de Cracovia, Wawel, vivían los reyes polacos y como el castillo estaba en una colina muy allta, todos estaban cansados. Entonces los reyes los invitaron a cenar y a descansar esa noche. Al día siguiente pudieron ver el bello jardín del castillo y la catedral con una hermosa cúpula dorada y entonces decidieron visitar la catedral. Después de visitarla, regresaron a donde estaba el hermitaño para recoger la medicina para la reina. Cuando recogieron la medicina salieron de regreso a Bulgaria. Era un camino muy largo. Una noche acamparon para dormir y seguir el camino al día siguiente. Todos durmieron profundamente, tan profundamente que perdieron el control del tiempo. Cuando se despertaron, continuaron el camino. Al llegar al castillo en Bulgaria, se encontraron con dos chicos que estaban tirados en la nieve. Y al entrar al castill, el rey le preguntó a la sirvienta : ¿Quiénes son esos chicos? Ella respondió: Son sus hijos, mi rey. Vuestro viaje duró casi 10 años y por suerte la reina se curó y dio a luz a esos dos chicos muy sanos. El rey apenado fue a ver a su esposa, ella le abrazó muy contenta y dijo: -Ahora estás aqui, mi rey, y vamos a vivir muy felices. El rey se rio y los dos reinaron juntos muchos años más.